Tips de Cocina

Errores Comunes en la Cocina (Y Cómo Corregirlos)

¿Te ha pasado? Empiezas a cocinar, incluso sigues recetas que se ven riquísimas, pero cuando tú las preparas por alguna razón no quedan tan bien como dice la receta original.

Y no tienes claro, ¿qué es exactamente lo que estás haciendo mal? Si bien hay muchas cosas que puedes estar haciendo diferente, aquí te dejo una lista de los errores más comunes. Quizá alguno de ellos sea el que te esté impidiendo pasar de un platillo buenísimo a uno no tan rico o vistoso.

Cocinar con un sartén muy pequeño

Dependiendo del platillo que prepares, vas a necesitar distintos tamaños de sartenes. No es lo mismo el tamaño que necesitas para freír un huevo, que el tamaño de 4 pechugas de pollo.

Por eso, es importante al momento de comprar tus utensilios de cocina te hagas la pregunta: ¿Para cuántas personas o cuántas porciones voy a cocinar? Y dependiendo de esto, comprar tus sartenes y ollas acorde.

¿Por qué? Porque eso hace la diferencia entre un corte de carne bien sellado, con una capa tostada y un corte de carne que solo se guisó, porque no pudo alcanzar una temperatura más alta y guardó mucha humedad al tener muchas piezas en un sartén más pequeño.

Eso es la diferencia entre que se te desborde el agua de la pasta o las lentejas, que queden crudas, y que puedas hacer fettuccini y con el agua que quede de la cocción puedas agregarle a la salsa.

¿Qué puedes hacer? Al momento de comprar, selecciona sartén pequeño si solo cocinas para 1 persona, sartén mediano para 2 y un sartén grande para 4 o más. Si planeas cocinar para muchas personas, quizá te convenga hacerlo en lotes para no sobrecargar tus sartenes.

¿Y las ollas? Depende. Si planeas preparar un paquete entero de granos para tener para la semana, elige una olla mediana directamente. Recuerda que los granos aumentan su tamaño, así que tenlo en cuenta al momento de elegir en dónde cocinarlos. El agua hirviendo empieza a burbujear y se te puede desbordar de la olla.

Tener miedo a los condimentos o sazonar de más

Esto es un error común. En mi opinión, es peor sazonar de más que ponerle pocos condimentos, así que si estás empezando opta por echar poco y vas sazonando a medida que se cocina tu comida. Es más fácil agregar, que quitar sabor. Esto también es importante con la sal. Empieza con poca cantidad y si sientes que le falta, siempre puedes agregar más.

Si no tienes idea o noción de qué tantos condimentos usar, te recomiendo al inicio busques recetas y veas según la cantidad de porciones que te indique, así mismo vayas ajustando los condimentos.

Por ejemplo, si vas a hacer un chili y la receta te da una cucharadita de paprika para 500g de carne molida, pero tú solo vas a preparar 250g, entonces toca reajustar a media cucharadita de paprika. Por ello recomiendo muchísimo tener cucharitas medidoras.

En el caso que prepares un pollo o carne a la plancha, intenta espolvoreando con tus dedos un poco de cebolla y ajo en polvo, sal y pimienta. Piensa que debe verse espolvoreado, no como una capa de apanador. Y ahí puedes ir ajustando poco a poco.

Ir improvisando sobre la marcha

Hay un término esencial para los chefs que es el “mise en place”. Esto viene del francés que quiere decir “poner en su lugar”. Es una excelente práctica no solo en las cocinas profesionales, sino también en nuestro hogar.

Un ambiente de caos lo único que crea es un platillo caótico. Empieza siempre con una cocina limpia, ordenada. Ten a mano todos los ingredientes que necesita tu receta.

Antes de poner al fuego cualquier ingrediente, adelanta picar los vegetales y/o carnes. Toma unos minutos antes de arrancar para pensar los pasos que necesitas seguir.

De esta manera podrás ir con calma y así evitar que se te queme comida en la estufa mientras estás fregando, cortando vegetales o buscando ingredientes en la refrigeradora.

Picar con cuchillos desafilados

No importa que trabajes con el cuchillo más caro del mundo. Si no lo cuidas y afilas cuando vaya perdiendo el filo, va a ser difícil cortar con precisión y sin ocasionar un accidente.

Cuando un cuchillo está desafilado, lo que haces es presionar lo que estés cortando, en vez de atravesarlo con la hoja. Esto puede hacer que se te deslice y te cortes un dedo, o que cortes de manera desigual.

Usar mal el cuchillo

Otro motivo por el que puede ocurrir un accidente es si no posicionas bien el cuchillo en tu mano. Nunca coloques los dedos debajo del cuchillo, y dobla los dedos de la mano que sujeta lo que estés cortando.

Dependiendo del ingrediente, cada uno puede tener su truco al cortarse. Por ejemplo, si cortas una cebolla, conviene cortarla a la mitad para no cortar un objeto curvo que se pueda deslizar.

También es vital sujetarlo completamente y con fuerza para que no se vaya de lado y cortes imprecisamente tu dedo en vez de la zanahoria.

El tamaño del cuchillo también es importante, ya que es posible ocasiones un accidente si intentas atravesar una cebolla con un cuchillo pequeño (de los que se usan para ajo o frutas como fresas y uvas).

Cocinar carnes congeladas o muy frías

¿Quieres preparar la proteína más aburrida del mundo? Entonces agárrala congelada y tírala en una parrilla.

No solo es terrible para el sabor de tu carne, pescado, pollo o puerco.

También es un riesgo de salud, ya que puede cocerse por fuera y aparentar estar cocinado. Sin embargo, por dentro puede estar crudo e incluso frío. Esto puede ser muy peligroso, sobre todo con el pollo y el puerco.

Lo mejor es sacarla del congelador y dejarla descongelar en la refrigeradora, sobre un plato o recipiente para evitar que la sangre o jugos de tu carne se derramen en la repisa.

Hervir los vegetales o solo preparar ensaladas

Muchas personas crecen odiando los vegetales. Y con justa razón. Si solo crecemos comiendo vegetales hervidos al vapor, puede resultar muy aburrido. Igualmente, si solo comemos ensaladas de lechuga y tomate, no nos ayuda a pensar que comer bien puede ser rico.

Por eso, quiero motivarte a que exijas más de tus vegetales. Prepara zucchini en plancha de hierro, cocina un salteado de vegetales con fideos y puerco. Busca innovar con tus ensaladas y los aderezos. Agrega salsas caseras a tus platos. Prepara sopas. No te conformes por favor con un brócoli hervido. Hay muchas más opciones.

Usar una llama muy fuerte

¿Te ha quedado alguna vez carbonizada una carne? ¿O de alguna manera lograste quemar el arroz, pero aún así está crudo? Probablemente estás usando una llama muy fuerte en tu estufa.

Deja las llamas fuertes para cuando quieras hervir líquidos como caldos o el agua para tu pasta.

Usa la llama baja para cocinar más lento. Cosas como salsas, huevos, pescados y comidas más delicadas que se puedan quemar.

La llama media te sirve para saltear, sellar carnes, freír y en términos generales, puede ser la que más utilices.

Cortar las carnes sin dejarlas reposar

¿Te pasa que apenas preparas tu carne o pollo, procedes inmediatamente a cortar en trozos? Entonces estás dejando en tu tabla de picar todo el sabor y los jugos de lo que acabas de preparar.

Es muy recomendado dejes al menos unos minutos tus cortes para que se asienten y no pierdas ese tremendo sabor en tu tabla.

Probar la comida cuando ya está lista

Preparaste un arroz. Excepto que nunca probaste el agua antes de encenderlo y resulta que le faltó sal. O peor aún, le sobró sal.

Esto es algo que se pudiese haber arreglado si tan solo lo hubieras probado antes.

Igual pasa con salsas, igual pasa con tantos platillos. Prueba siempre lo que preparas (excepto si es alguna carne cruda, espera que se cocine un poco antes de probar).

Agregar todo a la vez

Tienes un salteado de vegetales, así que agregas las papas, zanahorias, cebolla, ajo, pimentones y todo a la vez. El problema con eso es que el ajo termina requemándose y las papas no se cocen bien, porque cada vegetal o carne tiene un tiempo de cocción distinto.

Por eso dependiendo de lo que prepares, debes considerar agregar ingredientes más grandes o que demoran más en cocer antes.

Ser impacientes

No te voy a mentir. Cuando tengo mucha hambre, soy culpable de esto. Estar viendo la comida cada 2 minutos, abrir el horno, querer girar mi pollo a la plancha cada minuto para cocinarlo más rápido. Todas estas son cosas que no ayudan a que quede un platillo delicioso.

Si abres el horno, demoras el proceso de horneado que tiene tu comida, e incluso si preparas cosas como un soufflé, puedes arruinarlo si decides abrir el horno.

Tus carnes pierden líquidos llenos de sabor al girar y girar la comida, dando como resultado un corte seco y sin gracia.

¿Mi recomendación? No cocines cuando ya estás muriendo de hambre, y si es el caso come una fruta o algo que te permita aguantar un poco más.

Permitir la contaminación cruzada

Mezclar espacios de tu cocina donde trabajas con vegetales, frutas y carnes (sobre todo si están crudas), puede resultar en un problema de higiene y salud.

Nunca uses la misma tabla para cortar vegetales y para cortar carnes. Lava con abundante agua y jabón tus cuchillos.

Desinfecta constantemente tu espacio, en especial cuando has trabajado con carnes crudas. Evita salpicar jugos de carnes o que se derramen en el refrigerador.

Pensar que todas las estufas y hornos calientan igual

Hay que tener un poco de cuidado al seguir recetas, ya que son una guía para nuestras preparaciones. Sin embargo, puede variar un poco el tiempo o temperatura de cocción según los instrumentos que usemos.

No es lo mismo una estufa de gas, que una eléctrica o una de inducción.

No es igual usar un sartén de hierro que uno de teflón. Cada variante trae sus propias características y por eso se trata un poco de experimentar y otra de ver recetas y qué métodos usaron al momento de prepararlo.

No precalentar tus sartenes, parrilla u horno

Si agarras tu filete de pollo y lo tiras a un sartén con aceite frío, el resultado será diferente de un sartén precalentado al que le añadiste un chorrito de aceite.

Uno quedará un pollo aceitoso, que no empezará a cocinarse al segundo uno. El otro será un pollo bien sellado, en el que podrás confiar el tiempo que lleva en la sartén pues todo ese tiempo se estuvo cocinando.

Igual pasa con el horno. Un pastel no se empieza a hornear con un horno tibio, y es difícil contabilizar así su tiempo de cocción.

Confiar en la memoria

Esto es algo que a veces hacemos tanto en la cocina como en otros aspectos de nuestra vida. Pensamos que nuestra memoria nos recordará lo que es importante. Nos vamos a acordar en 10 minutos apagar la estufa, en 5 minutos voltear la carne. Y eso muy pocas veces pasa.

Si no usamos un cronómetro para los tiempos de un pastel, una pasta cociéndose o girar un pescado, se nos va a olvidar. Y si mientras eso pasa estamos fregando, cortando o entretenidos en otra tarea, se nos va a quemar o cocer de más la comida.

Desperdiciar recursos

Los restaurantes son especialistas en aprovechar todos los recursos, porque cada ingrediente aprovechado se traduce en dinero ahorrado.

Pero no solo se trata de dinero. Muchos platillos exquisitos tienen diversos componentes, que a veces damos por sentado.

¿Cociste pasta? Usa el agua para la salsa. ¿Herviste pechuga de pollo? Conserva el caldo para una sopa, crema o arroz.

No equilibrar los platillos

Dentro de todos los errores, creo que éste es el más inofensivo. Sin embargo, si buscas proyectar tus platos y preparar comidas que te den ilusión y no ganas de salir huyendo, es ideal aprender a equilibrar tus platos y darles profundidad.

¿Cómo puedes hacer esto? Tomando en cuenta un elemento salado, otro dulce, uno ácido, un toque fresco. Diferentes texturas: Crocante, suave y/o cremosa.

No todos los platos deben tenerlo todo, pero mientras más elementos logres incorporar, más sofisticado puede volverse tu platillo.

Recuerda también agregar colores porque antes de probarlo, comemos con la mirada.

¿Qué otro error has cometido que no mencioné?

¿Te ha pasado algunos de estos errores? ¿Cuál de ellos sigues cometiendo? ¿Hay algún otro que no viste aquí? ¡Me encantaría saberlo!

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